Detalles que Mario Vargas Llosa no ha tenido en cuenta en sus reflexiones sobre una moribunda Europa


Estaba leyendo el artículo que ha escrito Mario Vargas Llosa sobre sus reflexiones sobre una moribunda Europa. Y creo que hay algunas cosas de las que Mario se olvida. Hay algunas cosas, evidentemente, en las que Mario Vargas Llosa acierta totalmente, como son que la Unión Europea nace bajo una utopía democrática, pero aunque siempre se han intentado presentarla como liberal, sabemos que no es así. La Unión Europea es el mayor compendio de Leyes en todo Occidente. Todo esta regulado, y constantemente salen nuevas directivas europeas para regular aún más nuestra vida. Nada mas lejos de una utopía liberal.

Mario Vargas Llosa

Tal como dice Mario Vargas Llosa, la Unión Europea «careció siempre de calor popular, fue gestado por burocracias, gobiernos e instituciones, sin que echara raíces en los ciudadanos de a pie, que los movilizara y entusiasmara porque veían en él un ideal que, de concretarse, beneficiaría a todo el mundo, estimulando el progreso económico, las libertades públicas, la solidaridad y la justicia». Y ese es uno de los grandes errores: dejar que burócratas piensen que es lo mejor para todos, y mantengan a la gente alejada de sus decisiones, lo que ocasiona que la gente no se sienta, muchas veces, identificada incluso con esos grandes ideales. Tenemos un Parlamente Europeo que se ha convertido en el retiro dorado de muchos políticos europeos. Y lo que sale de allí muchas veces son ideas totalmente absurdas, que van contra las propias libertades de las personas, lo cual aumenta el sentimiento de lejanía respecto a las instituciones europeas. Aunque muchas veces, la abundante legislación europea se convierta en la última salvaguarda de las libertades en Europa. Un caso muy curioso.

Y discrepo con mi querido Mario Vargas Llosa, con la idea de que Europa se este rompiendo. Sólo está a punto de romperse la Unión Monetaria. Una Unión Monetaria que nació con el clásico problema de todo lo que se hace a nivel europeo: no se supo explicar a los ciudadanos europeos cuales debían ser las obligaciones que tendrían que asumir al crear un área monetaria común, sólo se hablo de sus beneficios. Esto explica lo de dice Mario Vargas Llosa cuando dice « faltó lucidez para aplicar en las políticas económicas y sociales ese mismo realismo que llevó a los fundadores de Europa a impulsar la unión. Si hay algo que la crisis presente ha demostrado es que no se puede vivir en la ficción, algo que la literatura permite, pero no la política ni la realidad “municipal y espesa”». Pero no podemos acusar a los políticos europeos de desconocimiento de estas obligaciones, porque la discusión en el seno de la Unión fue enorme y todo esta perfectamente normado, como no puede ser de otra forma en la Unión Europea, a través del Tratado de Mastrich.

Dice Mario que «los países europeos han creado admirables sistemas de bienestar con una visión inmediatista, sin preguntarse si sería posible financiarlos en el futuro, y se han resistido a vivir de acuerdo a sus posibilidades reales, endeudándose para ello de una manera irresponsable. Así salvaban el hoy sin importarles que ese mecanismo de evasión implicara a mediano y largo plazo desastres como el que ahora padecemos». Pero no te olvides mi querido Mario, que con la llegada de la Unión Monetaria se desarrollaron aún mas los llamados “derechos de tercera generación” en toda Europa, y que si había que violar el Tratado de Mastrich, se violaba contra-natura y se quitaba el último sosten de Unión Monetaria. Alemania y Francia, los supuestos salvadores de la Europa actual, fueron los primeros en saltarse el Tratado; sin querer darse cuenta de los riesgos morales que traerían  sus acciones en el futuro. Riesgos incomprendidos, pero a la larga erosionan las virtudes de las decisiones de cada persona y gobiernos y que llevan a fracturar, por dentro, cualquiera de los sistemas.

Pero no sólo Europa ha caído en los cantos de sirena de las dos corrientes económicas mas destructivas de la humanidad: el keynesianismo y el friednamismo. Estados Unidos se encuentra en la misma encrucijada. Y padece, como Europa, por coartar la libertad de los ciudadanos. Porque debes entender, mi querido Mario Vargas Llosa, que mientras los Estados manejen a su libre albedrío las tasas de interés, los tipos de cambio y la creación de dinero no podemos hablar de libertad en el mundo. Porque los gobiernos siempre, sí siempre, van a querer gastar mucho más de lo necesario en las llamadas “políticas sociales”. Más allá de cualquier razonamiento lógico, porque gracias a esos populismos se aseguran una reelección. Y sin una moneda surgida de forma natural como es el oro, aunque muchos quieran considerarla desmonetizada y el recuerdo de una bárbara reliquia, y los ciudadanos no podamos elegir libremente las tasas de interés, no será posible coartar a los Estados y, por ende, no podremos ser libres.

No hay duda, tal como reconoces Mario, que si la Unión Monetaria se rompe, «los países europeos estarán mucho peor de lo que están ahora, todos, los prósperos como Alemania, Francia y los países nórdicos, y los empobrecidos, como Grecia, Irlanda y España.» Y esa es una de las principales justificaciones que nos da, Mario Vargas Llosa, para intentar salvar la Unión Monetaria Europea sí o sí. No hay duda mi estimado Mario Vargas Llosa, «que en esta época, de globalización económica, una alianza o federación europea tiene muchas más oportunidades para competir con eficacia en la conquista de mercados -lo único que de verdad crea trabajo y produce riqueza- que un país aislado a los que una crisis como la actual puede reducir de la noche a la mañana a la insolvencia». Y tengo que reconocer que desde Alemania y Francia han puesto todos los mecanismos necesarios para darnos tiempo, a los países que estabamos mal como nuestra querida España, a arreglar nuestras economías. Pero Grecia, Portugal, España e Italia han decidido ellos sólos no hacer las dolorosas reformas que deben hacer para poder empezar a crear riqueza y cumplir con las obligaciones indispensables para crecer dentro de una Unión Monetaria como el Euro.

En el caso español, creo que no necesito explayarme demasiado en las nefastas políticas aplicadas por el suicida Zapatero que han arruinado aún más, si cabe, a nuestro querido país. Italia, que cuando se ha visto con la soga al cuello ha intentado reaccionar con un plan de austeridad, ha desecho el camino andado, como suele hacer Zapatero, descafeinando cada una de las políticas de austeridad que iba a impulsar en estricto cumplimiento de los compromisos para la ejecución del plan de salvamento no oficial (en Europa suelen buscar nuevas fórmulas para distorsionar las cosas) que ha aplicado el Banco Central Europeo tanto a España como a Italia; plan que ya se ha ejecutado y sobrepasa el mandato fundacional del Banco Central Europeo; lo que demuestra la voluntad de ayuda de “la Europa del Norte”. Y como consecuencia del no cumplimiento de los compromisos de Italia, por primera vez en muchos años, la prima de riesgo italiana es superior a la española.

También hay que ser claros al explicar que estas ayudas de la Europa que está en mejores condiciones no es voluntaria, sino que era indispensable para poder de alguna forma recuperar la mayor parte del capital en la que los tontos banqueros de Francia y Alemania han enterrado en jubilaciones griegas, en suelo y ladrillo español y entras inversiones ruinosas por el estilo. Porque aún no se habla en Europa francamente, de que hay 600 mil millones de euros (en inglés serían 600 billions of euros) enterrados en el ladrillo español, cuya pérdida esperada es de 200 – 500 mil millones de euros; cifra que sobrepasa la capitalización total del sistema bancario europeo y por eso, hace algunas semanas, mencionaba la nueva presidenta del FMI que serían indispensables para recapitalizar a la banca europea para evitar que los ahorristas de todo el norte de Europa pierdan hasta las bragas por las ruinas inversiones de sus bancos.

¿Qué debe hacerse, mi querido Mario Vargas Llosa, si son los propios países los que no quieren ajustarse, si quieren vivir permanentemente en el despilfarro y fuera de toda realidad para no reconocer que los “nuevos derechos” adquiridos a base de deuda no son tales? Esa es la gran pregunta sin respuesta en el seno de la Unión Monetaria Europea, y en la Unión Europea en general. Como dices, mi estimado Mario Vargas Llosa, «el mal está hecho y ahora sólo cabe corregirlo, atacando la raíz. Lo peor es que la situación actual es propicia para que germine la demagogia y la sinrazón del eslogan, el lugar común y el estribillo prevalezca sobre las ideas y el análisis realista. “No hay que rendirse a los mercados” es una frase acomodaticia que circula últimamente por doquier. Tampoco hay que rendirse a la ley de gravedad, por supuesto, y rebelarse contra ella ha dado algunos excelentes poemas. Volver la espalda a los mercados, me temo, no producirá buena literatura, pero sí, es seguro, empeorará la crisis y acabará por destruir todo el progreso económico alcanzado por los países europeos en los últimos años. Eso lo saben todos los políticos, de izquierda y de derecha, pero no se atreven a decirlo, o lo dicen con tantos remilgos que nadie les cree». Gracias a Dios, lo único claro que tienen los políticos europeos es que si la Unión Monetaria se rompe, dicho golpe no debería afectar a la Unión Europea. Pero sin duda será un duro golpe para toda la economía europea y nuestros temores sobre «aquellos grupos extremistas, felizmente por ahora todavía marginales, que quisieran resucitar a Lenin o a Mao, y que, sin que se les caiga la cara de vergüenza, dicen que la Cuba de Fidel Castro ha hecho feliz al pueblo cubano» no se han desarrollado en Europa. Pero sin duda la pobreza europea será el caldo de cultivo  ideal para estos grupúsculos.

Estamos de acuerdo, mi estimado Mario Vargas Llosa, que la situación de Europa es crítica. Y que vienen duros ajustes en toda Europa para intentar sobrevivir, sea con Unión Monetaria o sin ella, lo que no significa que se rompa la Unión Europea. Y aunque soy consciente de ello, soy muy optimista. No por los políticos, sino porque creo que los propios ciudadanos europeos son gente de bien y van a poder forzar a sus gobiernos a corregir la situación. Pero reconozco que los grupúsculos que viven de la teta estatal harán que todo el ajuste sea más difícil.


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