En España, son pocos los economistas españoles que nos están contando la verdad de la situación. De los más sinceros y que analicen datos económicos, me gustan: Alberto Recarte -su contribución con “el Informe Recarte” me permitió ver cual era nuestra situación-, Roberto Centeno -que continuamente denuncia las barbaridades económicas que realiza el gobierno y las mentiras estadísticas que hacen que las mentiras griegas a la Unión Europea sean unas mentirijillas respecto a las que contamos desde España- y Ricardo Vergés, cuyos datos me han ayudado a entender por qué nos mantienen en el más permanente oscurantismo.
La Información de España
La verdad, no entiendo como es posible que en España la información estadística y de análisis que suele salir del gobierno sea tan mala. Si en Alemania sale una estadística, nadie es capaz de ponerla en duda, mientras que si en España sale alguna estadística oficial, nadie se la cree, por el sencillo motivo de que hay muchísimas mentiras.
En España, gobiernos y agentes se pelean por gestionar las estadísticas. Pero no para utilizarlas, sino para controlarlas y manipularlas. Esa pelea puede tener efectos indeseados, como la de ocultar el avance de la burbuja inmobiliaria española que acaba de cumplir diez años.
El mayor problema que tenemos en España es la subordinación del conocimiento al pensamiento político. Quienquiera que desee contribuir al interés general, se verá obligado a ir en la dirección de la brújula de lo políticamente correcto. Y sólo sobrevivirá si mira a otra parte cuando lo políticamente correcto se desvía significativamente del interés general.
Pero no crean que la desinformación sobre el estado real de España es un problema que afecta sólo a los españoles. La manipulación es tan grande, que es imposible hacerse una idea real desde las estadísticas oficiales y ha tenido que pasar el tiempo para que se vayan generando estadísticas sobre España en el extranjero: sólo ha hecho falta que desde el exterior se den cuenta que no tienen información fiable de España. Por ejemplo, el dato de los parados en la EPA comunitaria, difiere notablemente de la EPA española y muchisimo más de la información que proporciona el Ministerio de Trabajo por el INEM. Con bancos como el Santander y el BBVA en España, ¿me quieren dar a entender que no tenemos economistas competentes? ¿Tengo que buscar información europea de España para saber la verdad?
Quedan grandes preguntas en el tintero: ¿por qué se nos ha ocultado la burbuja, sus causas y sus efectos? ¿Cómo explicar el silencio de los econonomistas, por ejemplo? ¿No insistía el Banco de España sobre el peligro de sobreendeudamiento? ¿Por qué los consejos editoriales han vetado la difusión de análisis al respecto? ¿Por qué defenestrar a quienes hacen su trabajo si no aceptan pagar contenidos?
Incluso hoy, ¿por qué cuando se pregunta al Vicepresidente por el recurso a la liquidez exterior, responde que es para acercarse a la media europea? ¿Se nos quiere ocultar que cada país tenía su propio nivel de cuenta monetaria con su propio banco central y que lo pactado fue no modificarlo una vez dentro del BCE para evitar un saqueo del euro? ¿Por qué somos (casi) el único país que ha infringido la regla?
Ésta es sin duda la clave para entender el complicadísimo entramado de la burbuja: el férreo control de la información ha impedido a los españoles entenderla, hasta que se ha producido su derrumbe. Estamos probablemente ante el mayor cúmulo de infracciones a las reglas económicas y sociales del mercado de toda la historia.
El culpable, como siempre, EL GOBIERNO.
La Crisis Inmobiliaria Española
Como decía Alberto Recarte, la deuda de los promotores inmobiliarios con el sistema bancario es de un poco más de 325 mil millones de euros y los fondos propios del sector financiero español es de más o menos 200 mil millones de euros. Pero el dato importante que nos faltaba es saber de donde habían sacado el dinero los bancos para prestar a los promotores inmobiliarios, y esta información la obtiene Ricardo Vergés, que la muestra en el gráfico que les pongo a continuación: (si quieren el detalle del significado de los colores, pueden hacer click a la imagen para verlo)
Resulta que los bancos españoles (y promotores) le deben (principal + intereses) al mercado interbancario de Frankfurt cerca de ¡400mil millones de euros! Esto esta obligando a que cada euro que entra al sistema bancario español se esté desviando a Frankfurt para pagar parte de la deuda, con lo que España va a tener muchos años de caída de los préstamos y de la actividad bancaria. Ningún país de la Zona Euro se ha endeudado tan salvajemente en el interbancario europeo (ni Irlanda, y el endeudamiento de Irlanda al final ha permitido realizar inversiones más productivas que hacer pisos), con lo que nos hemos metido en un gran problema, y estamos ocasionando un buen roto a Europa. ¿O es que pensaban que Roubini o el economista preferido del reino de Zapatero (Krugman) estan locos?
Lo cierto es que, por descomunales que sean, estos préstamos deben devolverse rápidamente, ya que el mercado interbancario no suelen ser a largo plazo y que existen serios indicios de haber sido consentidos con base en informaciones sesgadas acerca de la naturaleza, volumen y ubicación del desarrollo que los justifica. Y también acerca de la capacidad de devolución en los plazos convenidos (de ahí el interés) de varios países europeos de conocer de primera mano la situación real de España).
En Europa están muy preocupados por esta situación. Porque son conscientes de que hay 200mil millones de euros no protegidos por el capital de la banca española, y la quiebra de algunas instituciones (bancarias y/o inmobiliarias) españolas llevaría a la quiebra, o al menos le haría un profundo agujero, al sistema bancario europeo. Además; cuando se dieron cuenta de que España construía tantas viviendas como Alemania, Francia e Italia juntas (para los desmemoriados ocurrió por el 2003, cuando Jose María Aznar sacaba pecho por ésto), voltearon a analizar las estadísticas españolas y con el tiempo se dieron cuenta que no habían estadísticas fiables. Al principio no entendían que se pudiesen manipular tanto las estadísticas, lo que restó velocidad en su reacción. Ahora, prefieren tener las suyas propias.
En una crisis inmobiliaria normal, deberían quebrar las entidades inmobiliarias, constructoras y promotores no solventes y si los bancos han realizado préstamos a estas entidades, deberían declarar dichas pérdidas en sus balances. Esa es la solución natural, pero se encuentra con un grave problema: Las entidades que quiebren (inmobiliarias y bancarias) dejan de devolver el dinero prestado a Europa y todo parece indicar que en Frankfurt eso no lo van a permitir. Por que el sector bancario no es un sector como cualquier otro. Esta terriblemente controlado (de libre mercado nada de nada y como imaginan es un gran oligopolio) y trabaja con muy poco capital propio. Con lo cual, las pérdidas a anotarse consumirían todos sus fondos propios y las provisiones que tengan, y quedaría sin pagarse más de 200mil millones de euros al interbancario de Frankfurt. La solución de quebrar bancos, cajas y promotores insolventes nos iba a permitir hacen borrón y cuenta nueva. Sin lugar a dudas todo un respiro. Pero, como entenderán, ésto no lo puede permitir Europa, no olvidemos que el riesgo del acreedor es precisamente la insolvencia de su cliente.
¿Cuál sería la mejor solución para Frankfurt? La que está siguiendo el gobierno español: Que sea el estado quien soportará con deuda pública a bancos, cajas y a poder ser también promotores directa o indirectamente. De esta forma se garantiza que retorne el dinero mientras España intenta subsistir como pueda, y con una financiación exterior cara: sus diferenciales con el bono alemán subirán, y más cuando comiencen a subir los tipos de interés.
Ahora ya entienden porque Bruselas está cuidando de que se utilice adecuadamente (y que no se cometan las clásicas extravagancias españolas) el famoso FROB; y se entiende los avales que está dando el estado español a los bancos para que emitan deuda y pueda ir tirando y cancelando las deudas con Frankfurt.
La otra medida que se está tomando y que es totalmente perjudicial para España (según lo visto en el crack inmobiliario japones) es: Evitar la caída del precio de la vivienda. El objetivo de esta medida es evitar que las instituciones españolas tengan que provisionar gran cantidad de dinero por la pérdida de valor de los activos inmobiliarios. De forma que el problema aún se terminará agravando más si cabe porque, a diferencia de ahora, se asumirá que “en España la vivienda es un bien que cada vez vale menos”. Y eso para este país de propietarios es un golpe terrible en las espinillas del ahorro y la inversión.
Esta solución es la ideal para Europa, porque una vez se concentra el problema en la deuda soberana, entonces se pueden hacer refinanciaciones de emergencia para impedir que quiebre el país a cambio de drásticas subidas de impuestos y enormes recortes de gasto público. Pero la solución de que el estado absorba y garantice o avale las entidades insolventes nos va a provocar una recesión larga, profunda y muy dolorosa a largo plazo por la pérdida de PIB real que va a suponer una gran bolsa permanente de parados, salarios por los suelos (600 euros será una bicoca) y precios de activos inmobiliarios hundidos.
Factores agravantes de la Crisis
Como factores agravantes de la situación de crisis permanente en la que nos vamos a instalar está el bajo nivel formativo de los jóvenes y la escasa cultura empresarial del país. Sin gente que emprenda nuevos proyectos, y sin los conocimientos necesarios para crear productos y servicios de calidad, no crecerá el empleo en España.
También tenemos nuestros propios parásitos: la casta política española: sus familiares, amantes y amistades estratégicamente distribuidos en puestos administrativos clave, dispersos en 17 comunidades y que van a dificultar mucho con sus corrupciones y normativas cualquier atisbo emprendedor de cierta envergadura.
Además, las unidades familiares más jóvenes soportan un nivel inferior de renta disponible que la generación que les precede, pero mayor que la siguiente a no ser que se opere un cambio de modelo económico que todavía no se vislumbra.
Por otro lado, y sólo como recordatorio, el país se enfrenta al final del petróleo barato en la peor condición posible. Y tenemos la energía eléctrica más cara de Europa gracias a nuestras renovables. A este paso, no sería una sorpresa volver a ver carruajes (de hierro) tirados por machos como medio de transporte por las carreteras españolas en menos de 5 años.
Soluciones
No hay muchas por el momento. En efecto, dada la lentitud con la que nuestros bancos están devolviendo los préstamos a Frankfurt, no podemos pensar en relanzar la economía por el lado del consumo. Hay que conseguir pues aliviar la presión sobre la deuda privada contraída con los demás bancos europeos. Si el país tuviera un mínimo de cultura económica (de haber sido así no se habría producido la burbuja inmobiliaria), entonces la población ya estaría retirando todo su dinero de las entidades financieras para que estas quebraran cuanto antes mejor, haciendo imposible incluso el rescate con deuda pública. Y una vez se descubrieran las saneadas, volver a introducir el dinero en el sector bancario.
La apertura de una mesa de negociación entre deudores y acreedores, moderada por las más altas instancias europeas, aparece indispensable. Antes debemos recopilar y publicar información: ¿Quién es quién, tanto de un lado como del otro? ¿Qué cantidades están en juego? ¿Qué inversiones están previstas en los contratos? ¿Cuáles de ellas han sido efectivamente llevadas a cabo y dónde? ¿Cuáles son los términos previstos para su recuperación? ¿Qué valor efectivo tienen las supuestas garantías? ¿Qué alternativas existen a la devolución, tales como la participación en empresas productivas españolas, ya sean públicas, privadas, etc.? ¿Qué posibilidades hay de que los acuerdos sean asumibles desde un punto de vista tanto social como territorial?
Lo que se está pidiendo a gobiernos y oposición, a autonomías y agentes, a asesores y profesionales e incluso a los compradores, no es que confiesen sus pecados ni que resuelvan la crisis. Lo que deben admitir es que el país está en la encrucijada de tener que cambiar de política y al mismo tiempo encontrarse imposibilitado para hacerlo. Porque la que hemos llevado a cabo nos ha terminado enterrando bajo sus escombros. Y ahora es mejor olvidarse de la crisis de los demás, porque son nuestros acreedores. Reconocerlo sin echar balones fuera sería un primer paso hacia la tan ansiada información simétrica, esa información cuyo contenido refleja la realidad de los hechos como un espejo.
Sólo el reconocimiento previo del problema de la liquidez y la voluntad de resolverlo de forma clara y transparente por parte de los implicados tranquilizará a la vez a los ciudadanos de aquí y de allí. Y sólo tras avanzar hacia soluciones concretas podremos encararnos con los demás problemas derivados de la desastrosa política económica llevada a cabo durante las últimas décadas.
Bibliografía
Cómo sobrevivir a 20 años de política económica, Observatorio Inmobiliario y de la Construcción, páginas 53-57, nº 38 del 2009.
El Informe Recarte, Libertad Digital, 2008
10 años de sequía, Ricardo Vergès, 2009
6 respuestas a “Crisis Económica y la Quiebra de España: Lo que no nos dicen y por qué nos miran con lupa”
un análisis sobresaliente.
Muchas gracias
Leonard H. Courtney
“existen tres tipos de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas”
[…] tenemos montado. En este artículo espero terminar de explicar lo que empecé explicando en: Crisis Económica y la Quiebra de España: Lo que no nos dicen y por qué nos miran con lupa. Ya he conseguido los gráficos que hacían […]
[…] que he escrito como por ejemplo: Quiebra de España y Crisis Económica: Lo que miran los mercados, Crisis Económica y la Quiebra de España: Lo que no nos dicen y por qué nos miran con lupa, etc.; he estado haciendo referencia a uno de los informes más actuales y completos recien salidos […]
Mañana sale un artículo sobre el hecho de que la UE está barajando la quiebra de una gran economía de la zona euro .Verde y en botella .