La Fed: el culpable de la Crisis


La Reserva Federal, es una institución relativamente nueva, creada en 1913 de forma poco transparente, permitió de facto la instauración de las monedas de curso legal también en los Estados Unidos. Los padres fundadores de esa nación, cuando discutían sobre la conveniencia de un banco central como el que tenía Inglaterra en ese entonces o dejar que la gente libremente y sin intervención estatal dejara que la “mano invisible” de Adam Smith controlara los tipos de interés, aborrecieron el sistema inglés y, para evitar que en el futuro el gobierno de EEUU se viese tentando  a hacer malabares financieros, decidieron que sólo el Oro y la Plata tuviesen consideración de dinero. Sin embargo, y tal como se lo temían, finalmente en una traición al pueblo de los Estados Unidos fue creado la Reserva Federal

Edificio de la Reserva Federal
Edificio de la Reserva Federal

Nacimiento de la Reserva Federal

El Sistema de Reserva Federal, Reserve System Federal Reserve System en inglés, y más conocido como la FED es el sistema bancario central de los Estados Unidos. Se eligió dicho nombre cuidadosamente para darle apariencia de ser un organismo federal del gobierno americano y poder engañar a sus ciudadanos. Pero lo cierto es que La FED no es un organismo federal sino que, por el contrario, es totalmente privado.

Su creación se empezó a gestar en Jekyll Island, Georgia, en el año 2010 por un grupo de banqueros. De forma subrepticia, se incluyó cerca de las navidades de 1913 la ley de la Reserva Federal  (Federal Reserve Act)  de este organismo privado. Es por esto que la fecha de creación de la FED es el 23 de diciembre de 1913.

Esta Ley, obligó a todos los bancos de Estados Unidos a adherirse a la FED si querían seguir funcionando. Asimismo, para dar apariencia de transparencia, este organismo privado esta sujeto a la ley de Libertad de Información de los Estados Unidos: of Information Act (United States) Freedom of Information Act. La importancia de la creación de la FED se encuentra en la flexibilidad que ofrece las leyes de moneda de curso legal (les recomiendo leer mi traducción del artículo del profesor Antal Feneke para que entiendan este hecho)

La FED está compuesto de una Junta de Gobernadores, el Comité Federal de Mercado Abierto, doce Bancos de Reserva Federal regionales, y de bancos privados miembros. El actual presidente de la Junta de Gobernadores es Ben Bernanke.

A lo largo de su breve historia, menos de 100 años, la FED ha tenido que luchar contra 2 grandes crisis económicas que ella misma ha ocasionado: La Gran Depresión del 1929, producto de los  excesos monetarios que realizó durante sus primero 16 años de creación, y la Crisis Sub-Prime del 2007, producto también de sus malabares financieros y de su exceso de oferta económica que dieron origen a las famosas hipotecas sub-prime, o hipotecas de alto riesgo, que desencadenó la crisis actual.

Sin embargo, aunque estas 2 crisis han sido las principales, no vayan a creer que son las únicas que se han generado. Una de las crisis más importantes, pero poco publicitadas, fue la quiebra del gobierno de Estados Unidos durante el mandato de Richard Nixon en el año 1971, que obligó a eliminar la paridad dolar-oro. Esta crisis, como muchas otras, fue superada aumentando el endeudamiento de los Estados Unidos y la percepción fue que no afectó a la población, pero el tiempo, que siempre pone las cosas en su sitio, ha demostrado dicho error.

Como menciona Murray Rothbard en su libro The Case Against the Fed, una industria bancaria libre y privada queda disciplinada por las posibles retiradas masivas de depósitos de sus clientes, que es precisamente lo que les frena para emitir pasivos en exceso contra sus activos. Un banco central dirigido por un sistema de banca fraccionaria no se encuentra bajo esta restricción. El dinero fiduciario entrega una ventaja a las autoridades monetarias de los bancos centrales: sus propios pasivos (principalmente la base monetaria) nunca se verán forzados a ser reembolsados por otra cosa que no sean las mismas unidades nominales en las que están denominados.

Objetivos de la FED

Los objetivos, o responsabilidades como prefieran denominarlo, son los siguientes:

  • Conducir la política monetaria influyendo en las condiciones monetarias y crediticias de la economía, buscando el nivel máximo de empleo, precios estables, y tasas de interés moderadas a largo plazo.
  • Supervisar y regular las instituciones bancarias para proteger el sistema bancario y financiero del país y proteger los derechos crediticios de los consumidores.
  • Mantener la estabilidad y contener los riesgos que puedan surgir en el sistema financiero.
  • Proveer de servicios financieros a las instituciones de depósito, al gobierno y a instituciones oficiales extranjeras (incluyendo la operación del sistema de pagos nacional).

En teoría, un banco central persigue su objetivo de estabilidad de precios ajustando el suministro de dinero para alterar la tasa de descuento indirectamente, haciendo así más o menos atractiva la concesión de préstamos y buscando el crecimiento sostenido y a largo plazo de la economía estadounidense. No obstante, esta crisis ha dirigido la atención hacia una función secundaria de estos bancos, que es la de ser prestamista de última instancia.

La actuación de la Reserva Federal y de Alan Greenspan como causa de la crisis

Como dice Alberto Recarte en su libro “El Informe Recarte 2009” (ISBN: 978-84-9734-817-1 publicado por la esfera de los libros:

La actual crisis del sistema financiero internacional no es diferente de las grandes crisis que han ocurrido en el mundo en los últimos 100 años. En todos los casos, los sistemas financieros nacionales o el internacional dejaron de funcionar porque los fondos propios de la banca y otras instituciones financieras fueron insuficientes para soportar las perdidas en que habían incurrido a causa de políticas de crédito equivocadas. Éstas son, en última instancia, responsabilidad de los bancos centrales por permitir una creación excesiva de dinero durante demasiado tiempo y pueden ser el resultado de fijar tipos de interés de intervención demasiados bajos o de aumentar excesivamente la oferta monetaria: billetes del Banco Central, líneas de crédito a la banca en el propio Banco Centra o de depósitos a la vista.

Uno de los primeros errores de Alan Greenspan (antiguo Chairman de la FED), fue el no entender porque la productividad en el mundo iba en aumento lo que inclinaba la tendencia a una deflación por aumento de productividad. Este aumento de productividad se ha debido al gran avance educativo que ha existido en todo el mundo, y más desde la caida de la antigua URSS. Como será este avance educativo, que durante algunos años los inmigrantes que llegaban a España tenían un nivel educativo superior al de la sociedad española. El temor a una deflación por aumento de la productividad hizo que Greenspan aumentara alocadamente la masa monetaria para evitar la deflación, lo que a la larga terminó generando burbujas de todo tipo: burbujas tecnológicas, burbujas inmobiliarias, etc.

El otro gran error por parte de Alan Greenspan ha sido no controlar adecuadamente a lo que se conoce como los shadow banking. Estos “bancos en la sombra” estaban en la práctica generando nuevo dinero que hacia aumentar aún más la oferta monetaria. Digo que generaba nuevo dinero no porque imprimiesen billetes, sino que creaban nuevos isntrumentos financieros bastante complejos, que terminaban funcionando como dinero. Eso sí, a la primera duda, a vender a lo loco ese tipo de dinero y volver a la liquidez, lo que ocasionó una reducción brutal de la masa monetaria y perdidas para todos.

El error anterior también es aplicable a la falta de control por parte de Alan Greenspan de sacar parte del pasivo de los bancos (incluyendo los shadow banking) a través de titulaciones, lo que nuevamente aumentaba la oferta monetaria y que, según se vió después, trajo grandes problemas a los bancos por las responsabilidades que tenía sobre esas titulaciones.

Para maquillar todo este enredo, se hacia necesario tener unas agencias de calificación de activos, agencias de ratings como se les conoce, de un funcionamiento desastroso. Incapaces de analizar los riesgos, sin saber nada de nada y calificando las titulaciones según la fama del banco que las hacía, al final todas las inversiones salieron ranas. Aqui nuevamente brilló por su ausencia la labor de supervisión de la FED.

Otro error de la FED, en este caso de ámbito mundial, fue permitir que la moneda de China mantuviese un tipo de cambio infravalorado respecto al dólar sin subir los tipos de interés. Parecía genial que China comprara la deuda de Estados Unidos, pero al final lo que se hacía era aumentar la liquidez del mercado.

Un tipo de interés tan bajo y durante tanto tiempo como mantuvo Alan Greenspan después de la quiebra de la burbuja .COM, y como había echo previamente ante otros acontecimientos económicos y/o políticos, hizo que se pudiese realizar cualquier proyecto por ridícula que sea su rentabilidad, total la FED daba dinero muy barato que hacia que esos proyectos no rentables se hiciesen rentables. Esto marco la ilusión de que la FED, ante cualquier problema, bajaría aún más los tipos de interés. Incluso con esas tasas de interés, parecía más lógico comprarse una casa que alquilarla, lo cual generó la burbuja de la construcción de la que todos hemos oído hablar.

El otro error, muy propio de los estadounidenses, es gestionar sus temas económicos visto sólo el alcance nacional de sus medidas, olvidándose que tienen la moneda de reserva mundial y que sus decisiones económicas afectan, quieran o no, al resto del mundo. Se han olvidado el gran avance de la globalización lo que hace que las repercusiones de las medidas de la FED se sientan en todo el mundo. Como dicen en Europa: “Si Estados Unidos pilla la gripe, en Europa estornudamos“.

Bueno, me he cansado ya de hablar de los errores de Alan Greenspan, mejor vamos a otra cosa.

¿Está la Fed en Bancarrota?

Desde el 15 de agosto de 1971 el dólar americano ha sido una moneda inconvertible de papel. Todas las monedas inconvertibles que han aparecido en la historia han terminado fracasando. No obstante, el experimento del dólar americano y del resto de monedas fiduciarias mundiales todavía continúa. Aún así en la presente crisis los sistemas financieros están sufriendo crecientes dificultades y el final del experimento parece cada vez más cerca. De hecho, el Sistema de la Reserva Federal ya ha empleado mucha de su “munición” para las intervenciones monetarias en un intento de mantener funcionando el experimento, reduciendo los tipos de interés prácticamente a cero. El resto de los bancos centrales también se están aproximando rápidamente a este “límite cero” en los tipos de interés.

La fortaleza del balance general del banco central es esencial para la calidad de una moneda y la estabilidad de un sistema financiero. Desgraciadamente, la crisis financiera ha visto cambios sustanciales en los balances de los principales bancos centrales del mundo.

Además de la muy comentada “relajación cuantitativa” quantitative easing que implica  la expansión de los balances de los bancos centrales.

Balance de los activos de la Fed (28/06/2007 - 15/01/2009, en millones de dólares). Fuente: Reserva Federal
Balance de los activos de la Fed (28/06/2007 – 15/01/2009, en millones de dólares). Fuente: Reserva Federal

También ha habido altas dosis de “relajación cualitativa” ó qualitative easing, políticas del balance que deterioran la calidad media de los activos del banco central. La relajación cuantitativa puede implicar relajación cualitativa si los nuevos activos del balance son de peor calidad que la calidad media de los activos ya existentes.

En el análisis del balance de la Fed y del estado del dólar hay otro detalle extremadamente importante: la equity ratio (1) en el balance de la Fed ha caído del 4,5% al 2%.

Balance de la Fed Equity Ratio (28/06/2007 - 15/01/2009, en porcentaje). Fuente: Reserva Federal
Balance de la Fed Equity Ratio (28/06/2007 – 15/01/2009, en porcentaje). Fuente: Reserva Federal

Este número implica un incremento del apalancamiento de la Fed de 22 a 50. Como ya hemos podido ver, hay nuevas posiciones de deuda bastantes grandes y de dudosa calidad en el balance de la Reserva Federal. Mas en concreto, sólo pueden ser insolventes un 2% de los activos de la Fed. O, dicho de otra forma, con que haya una pérdida del 2% en el valor de los activos que tiene ahora la Fed, esta pasaría a ser de facto insolvente.

Sólo dos cosas pueden salvar a la Fed llegado este momento. Una es un rescate por el gobierno federal. Esta recapitalización podría ser financiada por los impuestos o monetizando la deuda del gobierno asestando otro golpe al valor de la moneda.

La otra posibilidd se encuentra escondida en la situación de las reservas ocultas de oro de la Fed, pues actualmente se encuentran valoradas sólo a 42,44 dólares la onza en el balance. Una reducción de las reservas de oro podría empujar hacia arriba la equity ratio de la Fed hasta un 12,35%.

Es irónico que en estos tiempos tan convulsos una revaluación de la “bárbara reliquia” del oro pudiera salvar a la Reserva Federal de la insolvencia. Aún así, esto sería simplemente una medida contable y en absoluto iba a cambiar los problemas del papel del dólar. La Fed se está engañando a sí misma mientras dispara las últimas balas y debilita cada vez más la moneda. El final del experimento se encuentra cada vez más cerca.

El Dilema de la FED: Las posibles estrategias de salida

Pongo aqui parte del artículo de Philipp Bagus sobre El Dilema de FED publicado en Libertad Digital.

El dilema consiste en restaurar la fortaleza del balance del banco central sin dañar al sistema financiero. Deshacer la relajación cuantitativa y cualitativa, revirtiendo las políticas del balance, solo es fácil desde un punto de vista técnico, como, por ejemplo, ha señalado Ben Bernanke.

Para reducir el tamaño de sus balances, la Fed podría simplemente vender los bonos del gobierno y las mortgage-backed securities, poner fin a los programas emergentes, incrementar de nuevo los estándares de colateral, y desistir de refinanciar o renovar los préstamos del sistema bancario. De hecho, la demanda de estos programas de emergencia probablemente se reducirá a medida que la situación económica mejore.

El problema, sin embargo, es que la reducción del balance desharía políticas promulgadas para apoyar al sistema financiero. Mediante la venta de títulos, la Fed reduciría la cantidad de reservas bancarias y por tanto reduciría la liquidez en el mercado de préstamos interbancario. Mediante la no renovación de préstamos al sistema bancario, la Fed podría hacer que resurgiera una restricción de liquidez. Y como resultado de incrementar los estándares de colateral, los bancos podrían no tener activos de suficiente calidad para sostener el nivel de crédito que están manteniendo actualmente.

En definitiva, la restricción cuantitativa (quantitative tightening) reduciría la liquidez del interbancario y la global y podría conducir a una restricción crediticia más intensa y deflacionaria. La crisis financiera se podría agravar nuevamente con efectos desestabilizadores.

Primera Solución: Generando Inflación en los Activos

La primera solución al problema de salida consiste en simplemente esperar a que los activos malos se conviertan en activos buenos. Desafortunadamente, no hay ninguna razón para que la mayoría de estos activos se conviertan en buenos a no ser que los precios nominales (precios inmobiliarios, etc.) sean reinflados nuevamente a los niveles pre-recesión.

Por tanto, los bancos centrales pueden intentar activamente mejorar la calidad de sus activos y colateral mediante el aumento de la oferta monetaria, haciendo que los precios suban. Además, la inflación de precios reduce la carga real de la deuda de los préstamos, incrementando así la posibilidad de una mejora en el desempeño de los préstamos malos. Así, los bancos centrales pueden perseguir una política de incrementar la oferta de dinero para inflar los precios de nuevo.

Los bancos centrales también podrían comprar directamente activos problemáticos para impulsar sus precios hacia arriba (la Fed ya ha comenzado esta política cuando empezó a comprar mortgage-backed securities). Cuando los precios inmobiliarios aumenten, el valor de las mortgage-backed securities también incrementará, mejorando la solvencia del sistema bancario. Por tanto, una solución para la reversión de la relajación cualitativa es la inflación de precios.

Con todo, esta solución tiene algunas desventajas. Primero, es solo una estrategia de salida parcial. Es cierto que puede deshacer los cambios en la composición de los balances del qualitative easing. Por ejemplo, los bancos centrales podrían comprar buenos activos, incrementando así la oferta monetaria y haciendo que los precios suban suficientemente.

Así, los bancos centrales no podrían deshacer la relajación cuantitativa como una estrategia de salida, sino que tendrían que re-embarcarse en adicionales y significativas relajaciones cuantitativas para rectificar los problemas nuevamente creados. En otras palabras, un coste de la relajación cuantitativa es que los bancos centrales pueden revertir episodios previos de relajación cualitativa. Revirtiendo el qualitative easing, los bancos centrales crearían un problema de salida aún mayor dada la quantitative easing que esto implicaría.

Otro problema importante consiste en el peligro de hiperinflación. Si los bancos centrales aumentan la oferta monetaria hasta el punto de que los precios de los inmuebles se incrementan hasta niveles anteriores a la recesión, la gente puede perder la confianza en la estabilidad de largo plazo de su moneda.

Los precios relativos de los inmuebles deben ajustarse y caer en relación a otros precios. Incrementarlos nominalmente a sus niveles pre-recesión (y posiblemente más altos) requeriría un incremento sustancial en la oferta monetaria. Esta gran inflación monetaria podría conducir a una pérdida de confianza, y posiblemente a la hiperinflación.

Un problema adicional consiste en la cuestión de la proporcionalidad. Si el banco central no aumenta la oferta de dinero lo suficiente, los activos malos seguirán siendo malos, conduciendo a problemas de solvencia. Si el banco central incrementa demasiado la oferta monetaria, la hiperinflación se convertirá en probable.

Segunda Solución: Salida y Recapitalización del Sistema Bancario

La segunda, y única solución viable, consiste en salir de la relajación cualitativa y cuantitativa y en atajar a fondo los problemas en cuestión. Los bancos centrales volverían a balances similares a los de la situación anterior a la crisis. Esto no es técnicamente difícil de conseguir, como han apuntado Ben Bernanke y numerosos banqueros centrales.

Los préstamos y activos malos volverían al balance de los bancos. Valorados a precios de mercado, éstos tendrían la consecuencia de llevar a la insolvencia a, al menos, algunas grandes instituciones financieras. Mientras que esto podría considerarse problemático y dañino, es la mejor opción disponible.

La insolvencia de una gran parte del sistema bancario solo reconocería un hecho que ha sido ocultado, y cuyas consecuencias han sido atrasadas, generando importantes riesgos morales (moral hazards). La alternativa es continuar con las políticas existentes, con el peligro de una recesión prolongada como la de Japón.

Los bancos que saben que son “demasiado grandes para caer” tienen la tendencia de comportarse más imprudentemente. El reto real a esta estrategia de salida está en encontrar una forma de arreglar ordenadamente los problemas de insolvencia de las instituciones bancarias sin causar, o exacerbar, futuros riesgos morales.

Hay algunas soluciones para el problema inminente de solvencia de los bancos. La primera es la recapitalización por el mercado. Los bancos competirían a recibir nuevo capital en el mercado. Esta solución resultaría probablemente en un éxito limitado, dado que depende de encontrar inversores aptos para financiar compañías insolventes.

La segunda es una recapitalización por el gobierno. La desventaja de esta opción es que recursos escasos serían desplazados para ayudar al sistema bancario a expensas de otras áreas en la economía. Dado que estos recursos son necesitados en otros lugares para re-estructurar la economía, la situación de otras industrias consecuentemente empeoraría, conduciendo a más malos préstamos y problemas adicionales para el sistema bancario.

Además, la recapitalización gubernamental instigaría futuros riesgos morales. Tercera, la solución más radical sería un proceso de insolvencia para los bancos. Durante este proceso de insolvencia, la re-estructuración de la propiedad podría ser acelerada mediante la conversión directa de los acreedores de los bancos en accionistas.

El valor real de los activos de muchos bancos es actualmente más bajo que sus pasivos, ocasionando el problema de insolvencia que desencadenó la crisis financiera. La relajación cualitativa y cuantitativa no han solucionado este problema, sino que solo han atrasado la solución. Solo será posible revertir las anteriores relajaciones cuando los problemas de insolvencia se arreglen.

Esto se puede hacer reconocimiento el valor real de los activos en los libros de los bancos, y convirtiendo a los acreedores de los bancos en accionistas. Los bancos podrían comenzar a operar y confiar nuevamente entre ellos, y la relajación podría deshacerse adecuadamente. Los accionistas existentes perderían mediante una disolución de sus participaciones actuales a través de nuevas emisiones de acciones, mientras que los acreedores y pasivos garantizados se reducirían consecuentemente.

Conclusión

Los bancos centrales disfrutan de una reputada posición en las discusiones sobre asuntos monetarios. Tienen a su disposición una serie en apariencia sin límite de armas y herramientas para corregir cualquier “desequilibrio” que pudiera golpear la estabilidad económica. Pero estas instituciones son tan útiles como los activos que representan. Las políticas monetarias expansionistas no pueden resolver todos los problemas con los que se encuentran los bancos centrales. Los países que se enfrentan con sectores bancarios altamente endeudados con deuda nominada en moneda extranjera podrían terminar encontrándose con que el banco central, que fue precisamente quien les condujo a esa situación, es incapaz de sacarles de ella.

La posibilidad de un banco central insolvente pasa por alto la cuestión de si la banca central debería o no ser abolida, pero permite concluir que deberían abolirse a sí mismos en la media en que la propia insolvencia los deja indefensos.

Esperemos que una vez estas autoridades monetarias queden expuestas ellas también a las quiebras, terminen arreglándose en orden a las verdaderas necesidades y demandas de un orden económico próspero. Esperemos también que la banca libre, operando bajo unos principios legales aparejados a la producción de dinero, aporte las garantías suficientes para que una industria bancaria sobredimensionada no se pueda desarrollar. Ni pueda basarse tampoco en la falacia de que tiene que existir siempre en alerta una autoridad monetaria centralizada y omnipotente, lista para salvar al capitalismo de sus excesos.


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