Krugman, el economista Keynesiano de moda mundial e inspirador de Zapatero -ya sabemos que ni uno ni otro acierta en economía nunca, pero al menos Krugman tiene un premio nobel- se lanza a la yugular de Sarah Palin para acusarla de incitar la masacre de Tucson. Y utiliza lo que en España llamaríamos “crispación” como argumento para endosar a Sarah los asesinatos.
Pocas veces he escuchado en los Estados Unidos una acusación tan temeraria, tan grosera y tan poco respaldada por las pruebas. Será que el socialista Krugman -como saben, no hay Keynesiano que no sea socialista- desesperado por los continuos fracasos de sus predicciones económicas y por el aire fresco que hay traído Sarah Palin y el Tea Party americano que están limpiando en parte los ponzoñosos aires del Keynesianismo, no ha tenido mejor idea que atacarla despiadadamente.
No hay ninguna prueba de que Jared Loughner, el asesino, fuera inducido a cometer actos de violencia por cualquiera de aquellos hacia los que tienen fijación Paul Krugman, Keith Olbermann, The New York Times, el sheriff de Tucson o cualquier otro sectario rabioso. No existe ninguna prueba de que estuviera respondiendo a nada que tenga que ver con el clima político ni con ninguna otra cosa que no fuera su propia cabeza. No se trata de comportamiento político; son los síntomas de un desorden mental clínico: ideas desvinculadas entre sí, incoherentes, ilusorias, ajenas a la realidad.
Como ya debería saber el pseudo-economista Krugman, las pruebas remontan la fijación de Loughner con la congresista Gabrielle Giffords al año 2007 por lo menos, cuando él asistió a una de sus asambleas y se sintió despreciado por la respuesta que le dio. En el año 2007, nadie había oído hablar de Sarah Palin. No había reforma sanitaria ni Tea Party.
Por último, es importante ir al fondo del asunto: la acusación de que las metáforas utilizadas por Palin entre otros incitan a cometer actos de violencia es ridícula. Hablando históricamente, la política democrática es una sublimación de la antigua vía de acceder al poder, la conquista militar. Es por eso que la fórmula pervive. Es por eso que decimos sin ningún tipo de atención cosas como “estados clave” o “poner las miras” en los detractores. De hecho, el término mismo de conquista electoral –”campaña”– es una licencia sacada del conflicto bélico.
El origen de las alucinaciones de Loughner está claro: desorden mental. ¿Cuál es el origen de las de Krugman? Algún psicólogo que me lo explique.. ¡por favor!
Pongo el video de respuesta a las acusaciones de Sarah Palin:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=sdPVZFs8Ua4[/youtube]
Una respuesta a “Krugman: Como no acierta en economía y el Tea Party le para los pies, ahora acusa a Sarah Palin”
[…] http://miblog.rafaelgo.com/2011/01/13/krugman-como-no-acierta-en-economia-tea-party-para-los-pies-ah… […]