España sigue al borde del precipicio. La primera quiebra la ha sufrido España fue el viernes 7 de mayo. Pero como en el gobierno están tan perdidos, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aún anda averiguando como fue que pasó. En esa ocasión, Europa ocultó nuestra quiebra y fue la que nos salvo anunciando una medida, imposible aún de implementar, de poner un teórico fondo de rescate de 750mil millones para el rescate de los países en problemas (léase España) y con la decisión de BCE de comprar directamente deuda pública española, sin decir que era española claro porque en Bruselas son la mar de listos. Y así tenemos al faro de la Unión Europea intentando guiarnos y evitar que Zapatero queme a España a lo bonzo.

Pero estas medidas iniciales de la UE han sido del todo insuficientes. Todo el mundo, menos los propios españoles, son conscientes de que en la primera semana que falle la venta de deuda española (vamos como a 5 mil millones de euros semanales) quebramos. Y de paso arrastramos a Italia y Francia (Portugal ya lleva su propio via crucis). Estos países no necesariamente quebrarían, pero si que tendrían un agujero importante en sus finanzas y una recesión para poder ajustarse a la caída española. Y Alemania también se vería seriamente perjudicada, aunque pasaría el mal trago sin mayores consecuencias.

Como dice Pablo Molina en Libertad Digital, los ricos no son imbéciles, de lo contrario no habrían llegado a acumular el capital del que disfrutan. Tampoco pagan impuestos, que a todos los efectos es el mejor indicador de inteligencia en una socialdemocracia marxistoide como la que impera en gran parte del mundo. Así que si ellos han decidido ya que la España de Zapatero es tierra quemada, la prudencia más elemental aconseja no confiar demasiado en que el Estado nos va a proteger de la codicia de quienes lo dirigen. La tarea destructiva ZP está siendo tan metódica que, salvo los cineastas, los sindicalistas y los propietarios de negocios de energía renovables, vamos a tener que pasar unos años muy severos, intentando pagar la cuenta de la juerga que llevan estos señores.

Todo lo que significa el modelo del bienestar español está en el aire: el paro, las pensiones, las subvenciones a los artistas, a los músicos, las operaciones de cambio de sexo, el salario de los más de 3 millones de funcionarios, el dinero para las investigaciones de los mosquitos extintos catalanes: quebrados como estamos, nada está garantizado. Incluso el Fondo de Reserva de la Seguridad Social que sigue irresponsablemente invirtiendo, por orden política en deuda española. Ahora el 90% del Fondo de Reserva depende de la deuda española, así que el valor real de dicho fondo depende en gran medida de la solvencia del Reino de España. Y eso es, cero patatero.

La izquierda siempre se ha llenado la boca diciendo que sus intenciones pasaban por querer igualar las condiciones de partida y de llegada de todos los ciudadanos. Sin embargo, el igualitarismo nunca pasó de ser un camelo. Como mucho, allí donde la socialdemocracia supo guardar la compostura y no degenerar en un populismo corrupto y corruptor, las medidas izquierdistas lograron convertirse en un lastre que impidiera a todos enriquecerse y despuntar por igual. Lejos de permitir que la riqueza de todos se acelerara en la misma medida, trataron de colocarles a todos un peso que les dificultara el vuelo de forma equitativa. De ahí que la socialdemocracia sea la primera enemiga real de los trabajadores, de esas clases medias que aspiran a amasar un cierto patrimonio que les permita jubilarse anticipadamente o completar las remuneraciones que obtienen vía salarios. Preparen la cartera, que vienen los sociatas a intentar esquilmarnos totalmente:  Subiran todos los impuestos, IRPF, IVA, impuestos especiales, la electricidad. Todo vale con tal de mantener el sistema corrupto de subvenciones con las que la izquierda se mantiene en el poder.

Los que no somos ricos pero intentamos seguir una disciplina de ahorro (y pago de nuestras deudas, todo hay que decirlo) tenemos mucho aprecio al fruto de nuestro esfuerzo, y el no saber si Zapatero va a destruir absolutamente nuestra economía tal y como la conocemos o va a dejar algún resquicio para que la maquinaria financiera siga funcionando, aunque sea al ralentí, es un motivo de inquietud del que resulta difícil zafarse.

Ante el panorama español, el BCE ha tenido que volver a abrir su barra libre de liquidez a corto plazo para las instituciones financieras españolas, escondido como siempre dentro del ámbito europeo para que no suene a rescate español. En realidad, aunque aún no nos demos cuenta, lo que esta haciendo el BCE es darnos tiempo para que el resto de los socios europeos sufran los menores daños posibles cuando quiebra España. Porque ya son muy pocos, en el extranjero, los que dudan que España finalmente quiebra. Aunque pueda pasar el examen de julio de emisión de deuda con un simple 5. Como adelantaban en el Financial Times, versión alemana, La UE ya prepara la quiebra de España. No ahora, no inmediatamente, pero está claro que en los próximos meses ocurrirá.

Y los suizos están flipando con los bancos españoles. Desde el 2008 están comprando entre el 40%-50% de la deuda emitida por el gobierno español. Y dado el enorme riesgo que eso implica, no entienden que sigan comprando deuda del Reino de España. Pero se olvidan los suizos, de que el actual modelo financiero se basa en que la solidez de un banco es directamente proporcional a la solidez del Estado en donde se encuentra. Y con España quebrada, todo nuestro sistema bancario se encontraría quebrado. Quizá se podrían salvar el Santander o el BBVA, si dejan caer a la parte española del banco y mantienen su negocio internacional. Independientemente a que la estupidez política en la gestión de las Cajas de Ahorro hayan acelerado la quiebra del 50% del sistema financiero español, otrora el más solido del mundo. Así que los bancos y cajas no tienen más remedio que intentar alargar el momento de la caída del Estado español para garantizarse su propia supervivencia. Esta simbiosis extraña entre banqueros y el estado esta siendo demasiado dañina para nuestra economía: no habrá crédito para nadie y sobreviviremos con un sistema financiero zombie.

La garantía de nuestros depósitos bancarios es todo un farol: Un Estado quebrado no puede hacerse responsable de hasta 100mil euros de cada cuenta bancaria. No podría hacerse, en realidad, cargo ni de 10mil euros. Ni de 5 euros. Así que, asumamoslo, los depósitos bancarios españoles que teóricamente están garantizados por el Estado, en la práctica no pueden estar garantizados por un Estado quebrado. Así que nuestras cuentas en España se encuentran sin garantía real. Sólo nuestra experiencia pasada nos hace percibir que si están garantizados, pero es un error nuestro, como la idea de que el precio de los pisos siempre sube. El dinero ya empieza a salir de España hacia el resto de países de la Unión Europea que se consideran más seguros. Las personas con dinero no quieren perder sus ahorros e intentan evitar que los frían a impuestos.

¿Cuál creo yo que es el futuro español? Pues creo que nos vamos derecho a un mundo post-apocalíptico de Hollywood: Bandas de supervivientes dedicadas al pillaje, Caritas desbordada,  la gente sin poder conseguir alimentos, y todo el mundo intentando sobrevivir de la teta estatal, que tampoco podrá garantizar nada porque está quebrada. Eso sí, no seremos un desierto porque gracias a Dios el calentamiento global es una de las mayores mentiras revestidas con un velo científico de aquellos que desean un Estado omnipotente.

El problema de España va mucho más allá de un presidente inútil y de un gobierno incapaz, o de una coyuntura financiera o laboral. El problema es estructural y para solucionarlo se necesitan unas reformas muy sustanciales y profundas que exigirán un coraje que por desgracia no se percibe en el actual panorama político español.