El día viernes, durante el segundo Consejo de Ministros del gobierno del Sr. Rajoy se han aprobado una serie de medidas que son, en realidad, un primer paquete económico para evitar la quiebra de España. Se acaban de enterar, de forma oficial, lo que todos sabíamos antes: el déficit de España en el 2011, medidos en los términos del tratado de Mastrich, es del 8% del PIB -unos 80 mil millones de euros-, aunque el endeudamiento real sobrepase con creces los 100 mil millones de euros por año, que es lo que nos tenía acostumbrado Zapatero y por la que han tenido que rescatar 2 veces a España. Y en este segundo Consejo de Ministros se han acordado una serie de medidas que, resumiendo, se van a encargar de quitar más dinero al sector privado para que la reducción del sector público sea menor.
Para explicar estas medidas han salido todos los ministros estrella: Sorayita, cada vez mas guapa aunque aún le falta soltarse ante las cámaras, De Guindos, Montoro y la de Empleo que no recuerdo como se llama. El primer plan de ajuste económico del Gobierno Rajoy ha sido una sorpresa en el sentido de que ha incluido muchas más medidas de las que se habían avanzado en los últimos días. Y aunque hay cosas que están bien, en la parte económica es un verdadero sablazo a las clases medias.
Como dice Juan Ramón Rallo «el nuevo Gobierno está desangrando una economía privada moribunda para minimizar el adelgazamiento del sector público: el mismo Estado que ahora pero con mucho menos mercado… eso sí, sólo “de manera temporal”». Incluso en el lenguaje comienzan a sonar como Zapatero y sus secuaces.
Lo de los impuestos a las rentas del capital es simplemente de juzgado de guardia, al aumentar el tipo hasta el 27%. Hace apenas cinco años, las plusvalías y los dividendos del capital mobiliario tributaban al 15%, casi la mitad que ahora. O dicho de otra manera, ahorrar en España se está convirtiendo en una práctica casi proscrita por la Administración justo en el momento en el que menos nos lo podemos permitir: España no necesita consumir más, sino ahorrar muchísimo más. Los países hiperendeudados como el nuestro han de amasar un importante volumen de ahorro para minorar sus pasivos y recomponer su tejido empresarial, pero Rajoy está incentivando todo lo contrario. Así que hasta luego a la idea de seguir ahorrando en España, habrá que buscarse otro sitio donde invertir. Renuncio a que sea yo el pringao que arriesgue, y el Estado se quede con el 27% de lo que pueda ganar.
Y lo anterior esta unido con que la construcción vuelva a subir exponencialmente. Otro grave error. Dicho de otra forma: el PP está favoreciendo la descapitalización de las empresas más punteras de nuestro país para incentivar que el ahorro y capital de los ciudadanos fluya hacia la adquisición de viviendas, esto es, hacia bancos y promotores. Nunca es bueno que el Estado intervenga así en un sector económico, pero aqui R que R seguimos queriendo construir más pisos que en todo Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos, aunque el exceso de oferta no signifique tener el precio de los pisos más baratos que en Berlin.
Además, ahora viene el palo al trabajo profesional, al del I+D de verdad, al trabajador altamente cualificado. Primero, para aderezar de “buenismo”, los que ganen más de 175.000 tributarán al menos el 51% (en algunas Comunidades Autónomas llegarán al 53%): más de la mitad de su renta se la embolsarán nuestros mandatarios. Pero bueno, usando la propia terminología clasista y frentista del PP, “esos son quienes más tienen”, los que deben pagar parte del agujero que han causado esos mismos mandatarios socialistas y populares, nacionales, autonómicos y locales.
Pero a nadie se le escapa que el hachazo principal está en los otros profesionales, los de 33 mil euros brutos al año a más, donde realmente hay clase media y gente sobre la que recaudar. A partir de 33.000 euros soportaremos un gravamen del 40%. Es de ahí de donde saldrá el grueso de la recaudación: de exprimir un poquito más a la clase media que mantiene en pie este país. Ahora, ya nadie podrá decir que los impuestos en España son más bajos que en Europa. Para que nos hagamos una idea de la barbaridad que acaba de aprobarse hoy: en Suecia, el paraíso socialdemócrata por excelencia, las rentas hasta 43.000 euros pagan sólo el 30%. Aquí el 40%.
Ahora, entre subidas de impuestos y bajadas de gastos, sólo están ahorrando 15 mil millones de euros. ¿Y el resto? Porque este año hay que ahorrar 40 mil millones mínimo, y el próximo 15 mil millones más. ¿De donde saldrán? ¿Esta es la tónica del Gobierno Rajoy? Miedo me da, porque parece que saldrá de nuestros bolsillos para que sus señorías no bajen su tren de vida con el dinero público que, como se sabe en España, no es de nadie.
2012 – Otra oportunidad perdida para sacar a España de la crisis
En 2012, la economía española podría sanearse si el Gobierno permitiese que el mercado depure por completo los errores de inversión cometidos en la etapa previa de burbuja, así como el reajuste de los factores productivos hacia nuevos modelos de negocio que posibiliten el crecimiento. Es decir, desde esta perspectiva, 2012, aún con su correspondiente recesión, podría no ser otro año perdido sino una auténtica oportunidad de cambio. La situación mejorará, y mucho, a medio plazo si el nuevo Ejecutivo elimina de facto los convenios colectivos; reduce el déficit público sin subir un solo impuesto; permite un severo ajuste del sector inmobiliario, con un brusco y rápido desplome de precios, aflorando con ello las pérdidas reales del sistema financiero; acomete el necesario saneamiento de la banca sin necesidad de inyectar recursos públicos; recorta el asfixiante peso del Estado en la economía y, por tanto, el intervencionismo a su mínima expresión, lo cual también implica reformar la prestación de servicios básicos (Estado del Bienestar); apuesta por energías eficientes, etc.
El presidente Rajoy puede escoger entre dos caminos claramente diferenciados: la senda correcta emprendida por Irlanda y los países bálticos, o la infructuosa vía escogida por Grecia, Portugal o Italia. Y ello, con independencia de las protestas, huelgas y manifestaciones que, muy probablemente, protagonizará la izquierda en los próximos meses. De momento, las primeras medidas apuntan a un ajuste del tipo griego. Esperemos que rectifique.