Ya empiezan a aparecer los primeros estudios sobre la fuga de inmigrantes de España. Es un hecho evidente que está ocurriendo, aunque las estadísticas oficiales sean aún incapaces de cuantificarlas. Como entenderán, con menos personas, el consumo español seguirá cayendo y económicamente es una desgracia. Aunque el BCE y los fondos asiáticos nos hayan dado un respiro y el riesgo país disminuya para los mercados internacionales, a nivel “micro”, la percepción de la gente es distinta.
España, un país normalmente de emigrantes, se convirtió en un país multicultural gracias a la llegada de más de cinco millones de nuevos residentes, procedentes en su mayoría de América Latina, Norte de África y el Este de Europa. El auge del ladrillo y el crecimiento económico español en la era Aznar y durante los primeros años de Zapatero lograron ese milagro. Pero la crisis económica nos esta volviendo a la antigua realidad española: emigrar en cuanto se pueda.
En 2009, 90.000 abandonaron España, lo que supone la mayor salida bruta de extranjeros de toda Europa, según un informe de Adecco e IESE. El deterioro del mercado laboral ha sacudido de golpe a la población extranjera. Entre marzo de 2009 y marzo de 2010, más de 123.700 trabajadores extranjeros perdieron su puesto de trabajo y el paro de este colectivo se ha disparado hasta el 30,8%, más de diez puntos por encima de la media, según datos del INE.
Pese a todo, no se debe desdeñar el peso de la inmigración en la fuerza laboral. “España es el país con mayor proporción de inmigrantes sobre el total de personas económicamente activas, con un 15,8%, señala el informe de Adecco e IESE. Para hacernos una idea, 1 de cada 6 que en estos momentos está trabajando o buscando un empleo es inmigrante en España (3.624.000 personas). En Francia, un país histórico de acogida, el peso de los inmigrantes en la población activa ronda el 5,4%; mientras que en la locomotora alemana es del 9,2%.
Frente a los países nórdicos y anglosajones, donde el grueso de la población extranjera proviene de los propios socios de la UE, el perfil de la población extranjera en España es mucho más multinacional. El 70% proviene de América Latina, África o Asia. Lo que podría explciarse por los vínculos que España ha mantenido con iberoamérica y África.
Esta claro que la crisis económica tiene algo que ver con esto, o al menos lo parece. El número de trabajadores extranjeros bajó, precisamente, en las cinco economías que sufrieron una caída más brusca de la demanda interna: Irlanda, Reino Unido, España, Holanda y Hungría.
Los datos del estudio nos muestran una paradoja: todas las personas que salieron de España en 2009 eran de nacionalidades de fuera de la Unión o de los doce nuevos socios del Este de Europa. De la misma manera que llama la atención que en ese mismo año, 48.000 personas procedentes de los Quince (el núcleo de países más ricos de la UE) llegaran a España.
Esto lo he podido ver en el caso de los estudiantes Erasmus: muchos vienen a España a realizar sus prácticas de fin de carrera en empresas cuya sede se encuentran en sus países, mientras los estudiantes españoles tienen serias dificultades para realizar prácticas en España.