El atentado del 11-M ha sido uno de los echos más tristes que me han tocado vivir en España. Desde aquí quiero enviar un saludo a todas aquellas personas que se vieron afectadas por este terrible atentado ocurrido un 11 de marzo del año 2004.
Creo que nunca he contado como fue mi 11-M. Porque aún tengo mucha tristeza en mi interior y pensar en este día de hace 6 años aún me hace llorar de tristeza. Voy a aprovechar este Weblog para ir contando como fue mi día y poner algunas fotos de los atentados, recordando con todo el cariño del mundo a aquellos que sufrieron, que sepan que no están solos, y a aquellos que ya no están entre nosotros.
Como antecedente, comentar que en aquellas fechas vivía en Barajas pueblo y estudiaba en la Universidad Politécnica de Madrid y pensaba ir el día 11 de marzo a la Universidad. Mi ruta al campus sur de la Universidad Politécnica, que está en Vallecas, me hubiese llevado por todas las estaciones donde se produjo la masacre: Atocha, El Pozo, etc. Creo que estaban de huelga ese día, o que había algo por lo que se suspendían las clases, según me comentaron luego. Pero como no iba mucho a la Universidad, no me había enterado. Y justo quería ir un día en el que no había clases; y encima había pensando madrugar para ir muy temprano a la Universidad. Cosas que pasan.
Me envían un sms a media noche, que yo leí cuando me desperté el 11-M, avisandome de una reunión en la Agencia Española de Protección de Datos a la 1pm. Eso hizo que me quedase un rato en la cama leyendo y oyendo música hasta que sobre las 10am empecé a prepararme para ir al curro (en peruano “la chamba“) para lo cual, como tenía tiempo, cogí un autobús desde Barajas a la terminal de la Av. América. Y luego cogí un autobús que me llevará por todo Principe de Vergara para llegar a la oficina. Pero como tenía un poco de hambre, y no había tomado desayuno, fuí primero al restaurante del grupo para el que trabajaba para pedirme un cafe y una tostada.
Así, llegué al restaurante sin saber nada, y claro, en el restaurante tenían todos caras tristes. La tristeza era palpable y cuando preguntaba que pasaba, me dijeron: sientate allí y mira la tele.
Yo, despistado del mundo como vivo, hasta ese momento no había tenido noticias del atentado. Pero fue al ver la tele y empezar a desanimarme. El dolor, la violencia desatada, todos esos sentimientos que surgen cuando ves las consecuencias de un atentado brutal, empezaron a surgir. Os dejo una de las imágenes que más me conmocionó (y que aún me conmuven al verla)
Al final, me llamaron para avisarme que por el atentado se había cancelado la reunión en la Agencia Española de Protección de Datos. Y esa llamada fue la primera de un torrente frenético que se desato luego: me llamaron desde Perú, desde EEUU: desde todos los lugares del mundo que al medio día español despertaban, recibía llamadas. Y fuí cabizbajo a la oficina mientras hablaba por teléfono.
Después de comer, por el dueño del restaurante conocí que un compañero de trabajo era víctima. Aunque no había muerto, estaba en uno de los trenes siniestrados: Loli. Era la chica que llevaba el tema de Recursos Humanos del restaurante del grupo y me ayudaba en la definición de algunas cosas del portal con el que estaba trabajando. Gracias a Dios no había sufrido ningún daño físico, pero no sé si algún día se recuperará del psicológico, y estaba en casa de su madre.
Ya por la tarde, sobre las 6pm o así, cuando en Madrid ya no se palpaba pánico ni miedo sino preocupación por saber si los conocidos estaban dentro de las víctimas, empecé a recibir mensajes en el MSN Messenger (yo no suelo ponerlo en el trabajo, pero ese día era algo especial) de más heridos conocidos: Me imagino que es igual en cualquier desgracia: el amigo de tu amigo era uno de los afectados, y eso multiplicado n veces, y todos tus amigos comentándotelo a la vez. Angustia por todas partes.
Intentaba, pese a la tristeza intentarme mantenerme emocionalmente alejado del asunto cuando Guille me cuenta de un muerto, compañero suyo del insti, al que yo conocía. Ahora mismo, no sé ni siquiera como se llamaba ese chaval, porque era un crío de unos 15 años con el que 2 días antes había estado jugando al CounterStrike en el cibercafé de un amigo mio. Y había muerto. Eso me dejó hecho polvo. Y me fue imposible desligarme emocionalmente, y me puse a ver en Internet cuanta información había sobre el atentado. Y apagué el messenger. Ya no podía más.
Ese día salí del curro a las 9:30pm, aunque mi horario era hasta las 10pm, y dado que estaba triste, llamé a la única persona que podía alegrarme el día: llamé a Sergio. Sergio es un periodista brillante que trabajaba en ese entonces para el grupo Recoletos, y ha sido (y sigue siendo) alguien muy importante en mi vida. El caso es que Sergio me comentó que estaba en Campo de las Naciones. Cuando le pregunté sobre sobre lo duro de la situación su comentario me indigno: «estoy hasta los huevos de preguntarle lo mismo a la gente, de preguntarle cómo se siente y demás chorradas» Está claro que esa era la única forma de no involucrarse emocialmente con las víctimas, y no dejo de admirar a Sergio por ser tan profesional. Pero reconozco que yo no podría. Con esas palabras haciendo rum-rum en mi cabeza, me despedí, colgué e hice lo único que podía hacer ese día tan triste: ir a tomarme una copa y luego a dormir.
Finalmente, luego de 6 años, mi indignación sigue: no se sabe que explosivo se utilizó en los trenes, nadie quiere investigar nada, y todas las conclusiones de la investigación del juicio son una mezcla de datos incoherentes que no pasan el más mínimo análisis de la lógica.
3 respuestas a “11 – M :: Como me siento por el atentado seis años después”
Buenas! Quizás no me expliqué bien y siento tu indignación. De lo que yo estaba harto no era de la gente que estaba en Campo de las Naciones, sino de tener que estar buscando el morbo más amarillo entre esas personas, que mi director me obligara a indagar quiénes de ellos tenían compañeros de facultad entre los muertos y que me contaran cosas sobre ellos. No creo que pueda olvidar todo lo que viví ese día, y es cierto que por mi profesión, como en otras muchas, es casi obligado poner una pared o un distanciamiento entre la noticia y tú para no acabar un poco loco (más aún), pero te aseguro que lo que viví ese día, tanto las cosas buenas (que las hubo) como las malas y las desgarradoras no se me olvidarán nunca, tanto las que me corresponden como ciudadano de Madrid que vivió el atentado en la ciudad, como las de periodista que tuvo que cubrir parte de esa noticia.
No sé si me he explicado mejor. De todos modos, que sepas que me encanta alegrarte y espero no volver a indignarte nunca más, consciente o inconscientemente. Un besote desde Ginebra! (Mañana tempranito, a bahrein!)
Hola Sergio
Como siempre, me quedo admirado y feliz al saber que me lees.. aunque sepa que de vez en cuando lees lo que escribo jejeje.
No es sólo lo que dijiste, sino el estado de shock en el que me encontraba y claro, yo esperaba tu consuelo y tu estabas hasta los cojones de tanto amarillismo de la prensa. Y eso me chocó.
Fue algo inesperado en ese momento, pero sabes que sigo siendo un fan tuyo. Y que sepas que te envidio con tantos viajes. Menos mal que a final de mes me voy a Lima, sino me volvería loco.
Un besote desde el frio Madrid
Hola Rafa.
Absolutamente conmovedor. Gracias por mantener vivo el recuerdo de las victimas. Es triste, pero también es importante que no se olvide.
Un besote de Irene ex-cartera 😉